miércoles, 2 de septiembre de 2015

Que chula es Puebla.


Después de una caída inminente en la que logras salvar una vez más la vida, créanme que al día siguiente despiertas deseando llegar a viejo. Descubrir que otra vez me salí con la mía, me dio gusto. 

Aún con mis achaques, las arrugas en mi rostro, mi calvicie, neuropatia, canas y todo eso que odio de mi, hoy me siento bien por seguir vivo, solo, sin conocer a nadie, pero contento. Contento por saber que llegare a viejo, solo, sin hijos, y con alzheimer. Y pensarme con sufrir alzheimer me hace sonreír al saber que cada día será un nuevo despertar para tener una nueva vida. Y poder mentirme para sentirme mejor, un nuevo día para conocer a alguien y compartir esta miseria y no sentirme tan mal, conocer a alguien que me diga la verdad y haga saber a todos que no tengo tanta luz dentro, ni soy un guerrero, pero que tengo un corazón lleno de amor desperdiciado, porque tiene años que nada me apasiona, porque tiene rato que deseó llenar mi mente con la imagen de una hermosa mujer que me espere al llegar de trabajar con la blusa abierta enseñando el corazón y que al verme desnudo me quite este miedo de no ser lo que el mundo espera de mí. 

Quiero que mi egoísmo sea considerado como materia de universidad y al mismo tiempo que me den el castigo por sólo pensar en mí, recibir un balazo directo al Corazón. Infarto. Revólver. Adrenalina. Amor. Explosión. 

Compartir tu mierda es una solución, te hace pensar que los demás pueden sentir por lo menos despreció por ti, por un momento poder sentir que puedo caminar descalzó hacia el cielo, pasando por la luna. Con los pies ensangrentados. Caminar. Caminar. Caminar sin importar  que al final descubras que sigues en una silla o tirado en el piso del baño, sangrando y viendo que la muerte tiene los ojos color amargura y esta vida tiene los ojos de la muerte, mientras me esfuerzo y alcanzo una toalla y me cobijo y todos me aplauden, los terapeutas, los viene viene del súper, las hormigas del jardín, todos ellos tienen los mismos ojos.

Ya no quiero ser yo. Quiero llegar a viejo con Alzheimer para inventarme a diario una nueva vida. Si alguien les pregunta por mí. Díganle que fui a la bajada de la Puebla-México a darle la revancha en las carreritas a la muerte.

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